Columnas de Opinión / Federico Preve / Un toro rojo y un monstruo a velocidad sin límites… sentados en tu mesa.

28/09/2025

Por Federico Preve Cocco, médico neurólogo, diputado.

En medicina para poder encarar tratamientos debemos antes realizar diagnósticos. Hoy mientras leas esta columna, un sobrino, una hija u otro familiar o amigo, va a comprar y consumir una bebida energizante. Y el principal problema es no saber que, si bien son legales, producen daño potencial y gozan de excelente buena vista pública. Esto se debe a los millones en propaganda y a su asociación con la buena respuesta, la energía, el deporte y la potenciación de cosas positivas que nos venden.

Legal y dañino, pero con buen marketing. Pero, ¿de qué hablamos? Bebidas como Monster, Red Bull, Speed Unlimited y otras, son llamadas “bebidas energizantes” pero en realidad se trata de “drogas estimulantes”. El concepto cambia radicalmente la perspectiva, y aunque su potencial dañino lo expondremos en las próximas líneas, el concepto y la información del riesgo debe estar al momento del consumo. Es parte de la cuestión.

Vale decir que no necesariamente por ser droga estimulante del sistema nervioso es necesaria su prohibición, no es la visión de quien escribe ni una política que haya funcionado cuando sucedió con el alcohol hace más de 100 años ni funciona con otras sustancias psico activas actualmente. Esto nos trae a reflexión de que lo mínimo y básico que hay que hacer es reconocer que hay riesgo, intentar reducción de su consumo por daño a la salud. Educar, informar y generar mecanismos que permitan poner en la opinión pública que estamos ante una problemática de salud pública como con otras drogas. La inmensa diferencia es que, como hace 40 años la Marlboro vendía salud en las mejores escuderías de fórmula 1 y en la televisión fumar se asociaba a deporte y buena vida, hoy sucede algo similar con estas bebidas que causan daño a la salud.

El consumo de drogas estimulantes, mal llamadas “bebidas energizantes”, viene aumentando rápidamente en el país. Desde 2021 son la segunda droga más consumida por jóvenes, después del alcohol. Datos terribles que nos tienen que hacer actuar. Aunque las bebidas energizantes dañan la salud, no hay regulación para su consumo, empaquetado y publicidad, y su venta está permitida a todas las edades.

Información local. Un grupo de investigación nos muestra resultados relevantes sobre contextos, percepciones de riesgo y otros aspectos en Uruguay 2025. El 85% dijo haber consumido bebidas energizantes alguna vez. 37,4% haberlo hecho 30 días previos a la investigación. De ellos casi la mitad (46%) dijo que las mezcló con alcohol. Personas que trabajan, estudian o ambas, tienen una probabilidad significativamente mayor de consumir “bebidas energizantes” y el triple de probabilidades de haberlas mezclado con alcohol.

Motivan su consumo: “incrementar la energía” (43%) y “permanecer despiertos” (34%). Por su parte, 24% de quienes toman  “no buscaban un efecto específico” y 21% le gusta el sabor. Casi 7%  tomaron para “aumentar la concentración o estar más alertas” y otro tanto “para divertirse o mejorar el estado de ánimo”.  Otros datos revelan que 1/5 mencionó tomarlas por sentirse cansado y 1/4 para lidiar con las responsabilidades diarias como trabajar o estudiar. Casi un 1/5 dijo hacerlo en boliches, 12% para consumir alcohol y 9% declaró tomarlas cuando estaba con amistades.

Un 84% afirmó que el consumo podrías tener efectos negativos y fueron mencionados efectos cardiovasculares, taquicardia y presión arterial (42%), 16% aludió a efectos psicológicos y comportamentales como ansiedad, nerviosismo e impulsividad. 12% dijo que implican trastornos del sueño. Sólo 11% consideró que podría generar dependencia y un 2% que pueden ser perjudiciales durante la infancia.

Para disminuir el consumo, casi la mitad (44%) sugirió la implementación de “estrategias informativas centradas en los efectos negativos de su consumo para la salud”. Por todo eso, la investigación señala “la importancia de implementar estrategias de salud pública multifacéticas que aborden tanto las motivaciones individuales como las influencias sociales y ambientales más amplias en el consumo de bebidas energizantes”.

Información internacional. Un análisis donde se incluyeron 32 estudios y casi 100 mil personas arroja resultados contundentes. Los eventos adversos notificados con frecuencia en la población pediátrica fueron insomnio (35,4%), estrés (35,4%) y estado de ánimo depresivo (23,1%). En la población adulta, los eventos adversos notificados con frecuencia fueron insomnio (24,7%), n nerviosismo - inquietud - temblor de manos (29,8%) y molestias gastrointestinales (21,6%). El alcohol mezclado con bebidas energéticas redujo significativamente la probabilidad de efectos sedantes, pero aumentó la probabilidad de efectos estimulantes de ambas sustancias. El consumo de “bebidas energizantes” aumentó significativamente la probabilidad de insomnio en todas las edades (multiplica x5) y nerviosismo - hiperactividad (multiplica x3) en comparación con los grupos controles.

Las conclusiones de los autores recomiendan que las personas eviten el consumo frecuente de bebidas estimulantes (“energizantes”) y eviten el consumo concomitante de alcohol que potencia acciones y aumenta riesgos. Los autores internacionales sugieren que se deberían establecer normas regulatorias más estrictas en la venta de bebidas estimulantes (“energizantes”), enfáticamente en lo que respecta a la población más joven.

En síntesis. Parece que resultan esenciales algunos caminos a seguir. Políticas serias de regulación de su venta según la edad de compradores y su autonomía progresiva. Campañas de información pública que den conocimiento de riesgos potenciales a la salud y eliminar concepto de inocuidad de su consumo. Valorar posibilidad de estampar en carátula de productos octógonos u otro símbolo que explicite el potencial riesgo de salud que generan. Discernir en las campañas de marketing propio de dichas empresas un espacio que se destine al resguardo de la salud en su consumo. Definir si una recarga impositiva específica puede generar impacto en su consumo, si recoge finanzas para campañas de cuidado en salud y otros destinos de relevancia vinculados con el problema. Todo esto es esencial al discutir la regulación de sustancias que causan daño potencial y hoy no hay la noción del riesgo potencial en percepción ciudadana. Tener un diagnóstico para realizar un tratamiento. Como decimos en medicina, hagamos un ateneo para definir cual es el mejor tratamiento. Una discusión parlamentaria que regule varios aspectos puede ser el inicio al tratamiento de un problema de salud pública, que recién comienza. Emitida la alerta hay que comenzar acciones.

1. https://www.gub.uy/junta-nacional-drogas/comunicacion/noticias/investigadores-advierten-incremento-del-consumo-bebidas-estimulantes-menores

2. https://europepmc.org/backend/ptpmcrender.fcgi?accid=PMC8083152&blobtype=pdf

COMENTARIOS

No hay ningún comentario aún, escriba el primero.

Columnas de Opinión / Anteriores Más Columnas de Opinión

2025-07-22

Eutanasia: morir con dignidad como derecho humano.

Por Federico Preve Cocco, médico, neurólogo. Diputado por Canel ... Leer más

2025-08-03

El Cuarto Pilar del SNIS: La Participación Social Vinculante como Eje de Sostenibilidad y Equidad Económica

Por Pablo Da Rocha, economista

El Sistema Nacional Integrado de Sal ... Leer más

2025-08-10

LA TERRITORIALIDAD EN CRISIS

Por Pablo Da Rocha, economista

El Sistema Nacional Integrado de Sal ... Leer más